2024: un año de cambios, retos y oportunidades.
Sin duda alguna el 2024 fue un año de cambios para Karisma. Fue el año en que terminó la transición de liderazgo dentro de la organización. Eso supuso ensayos y errores sobre la forma en que llevaríamos la organización y la visión a futuro que queríamos hacer realidad. Al final decidimos que nuestro reto es mantenernos como una organización que informa y toma posición en los debates más difíciles sobre el cruce de la tecnología, los derechos humanos y la justicia social.
La agenda acelerada de una “modernización” del Estado y del mundo supone la inclusión de tecnología en nuestros procesos más cotidianos: la forma en que nos identificamos para transacciones bancarias, nuestros puntajes para acceder a asistencia social, los debates sobre las personas por las que votamos y la convocatoria a movilizarnos, la seguridad en las calles y en donde vivimos, la búsqueda de información para nuestras tareas, la supervisión en nuestros trabajos, hasta la forma en que nos relacionamos sentimentalmente.
La multiplicidad de espacios que ocupa la tecnología nos ha llevado a un ejercicio de priorización de esfuerzos hacia aquellos que tienen más impacto en los derechos de las personas y en la justicia social. Al mismo tiempo, nos ha comprobado el rol vital que cumple una organización como Karisma en la democracia colombiana de cara a esos desafíos.
Es cierto que el año que comienza representa retos para quienes hacemos parte de la sociedad civil: la cooperación internacional que soportaba la mayor parte de nuestros esfuerzos ha cambiado a un ritmo inimaginable. Aún así, consideramos que nuestra labor no está terminada y que debemos encontrar caminos para poder seguir defendiendo nuestros objetivos estratégicos y defender así los derechos humanos en los contextos digitales.
Reconocer el valor de la organización nos ha servido para imaginar nuevos futuros y con ellos, nuevos horizontes de trabajo,en los que podamos aportar a la inevitable construcción de despliegues de tecnología. También nos hemos propuesto crear ciudadanía, fortalecimos nuestro equipo con el incremento de nuestros esfuerzos de formación de capacidades, cada vez más críticas a la tecnología.
Nuestro compromiso para el 2025 es continuar con la labor de revisar iniciativas de tecnologías para verificar que ellas promuevan los derechos humanos y la justicia social. Buscaremos, al igual que en estas dos décadas de trabajo que nos han precedido, generar cambios: a nivel personal, comunitario y de políticas públicas.
Catalina Moreno Arocha.
Juan Diego Castañeda.
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