Por Amalia Toledo
Representante de la Fundación Karisma en el SCCR28
Pasada la media noche del último día de debates, madrugada del sábado 5 de julio, la 28ª sesión del Comité Permanente de Derechos de Autor y Derechos Conexos (SCCR, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), terminó sin acuerdo sobre las conclusiones de la reunión y las recomendaciones que deberían formularse a la Asamblea General en septiembre, sobre la protección de organismos de radiodifusión o el establecimiento de un régimen internacional de garantías para bibliotecas, archivos y centros de educación e investigación.
Como ocurrió en el SCCR27, los delegados no pudieron llegar a un consenso en estos dos temas. De un lado, los países en desarrollo piden más equilibrio en la discusión de los temas de la Agenda para el Desarrollo de la OMPI. Los países desarrollados, en cambio, alegan que el actual sistema internacional de derecho de autor ofrece suficiente flexibilidad para que a nivel nacional se aborden los desafíos que enfrentan hoy en día las bibliotecas y archivos. A pesar de las siete horas de negociación a puerta cerrada que tuvieron los coordinadores de los grupos y el presidente del Comité, el proyecto de conclusiones de la sesión fue finalmente rechazado ante la falta de acuerdo entre los delegados.
En esta ocasión, ninguno de los temas consiguió el consenso necesario para que tanto las conclusiones como las recomendaciones fuesen acordadas. Por un lado, el Grupo Africano, India e Irán pusieron gran resistencia a la propuesta de llevar a consideración de la Asamblea General la aprobación de una Conferencia Diplomática sobre el tema de radiodifusión para el año 2016. Este grupo de países insistió en que no había prisa en tomar tal decisión y que la Asamblea General podía examinar ese asunto en el 2015. También se opusieron a la hoja de ruta sugerida en el proyecto de conclusiones para las siguientes tres sesiones del Comité, entendiendo que no otorgaba el mismo tratamiento al tema de garantías para bibliotecas y archivos que sí se dispensaba a la propuesta de tratado de radiodifusión.
Brasil, por su parte, insistió en que se dejara reflejado en el proyecto de conclusiones la presentación de un documento que consolida las propuestas de textos entregado por ellos, Ecuador, Uruguay, India y el Grupo Africano en materia de garantías para bibliotecas y archivos. Este documento consolidado, explicaba Brasil, permitiría trabajar con un texto claro y más cercano a un proyecto de tratado. No obstante, este punto fue ferozmente objetado por el Grupo B, compuesto mayoritariamente por los países desarrollados, que rechaza la discusión basada en un texto.
El grupo de países desarrollados, en particular la UE, mostraron su desacuerdo en trabajar en pro de un instrumento jurídicamente vinculante (tratado). En su lugar, entienden que el enfoque más apropiado es la asistencia técnica y el intercambio de experiencias. De acuerdo con esta postura, la solución a las grandes dificultades que supone la era digital para las bibliotecas y los archivos es nacional, no internacional. Asimismo, muchos delegados de este grupo de países ven con reparos la celebración de seminarios regionales, propuestos por los países en desarrollo con el fin de ahondar y mejorar el entendimiento en la materia.
Al final de la sesión, cuando era evidente que no había acuerdos, el Presidente del Comité, el peruano Martín Moscoso, expresó su decepción por la ausencia de consenso y comunicó que, en calidad de presidente del Comité, presentaría sus propias conclusiones. Esto significa en la práctica que para los Estados miembros lo que presente el Presidente en esas conclusiones no es vinculante.
El ambiente en la tarde y noche del viernes se sintió cargado y abrumador. Sin embargo, considerando que en septiembre tendrá lugar la Asamblea General y que la siguiente reunión del SCCR se celebrará en 6 meses, es de esperar que las conversaciones entre los diferentes grupos durante este periodo se enfoquen en desbloquear el impasse. Es decir, se dedicarán a negociar posiciones y a hacer concesiones sobre los diferentes temas y asuntos sobre la mesa. Esperemos que esto no signifique un mayor empuje del tratado de radiodifusión en detrimento de la propuesta de garantías para bibliotecas y archivos.
Desafortunadamente esta reunión fue mucho menos dinámica que las anteriores. Esto no permitió hacer un seguimiento más cercano del debate. Muchos de los debates en materia de radiodifusión se hicieron en reuniones informales a las que la sociedad civil no asiste presencialmente, podemos oirlas en directo pero se hacen a puerta cerrada, y que no son públicas, no podemos reportar sobre ellas. Mientras que en el caso de análisis de garantías para el ejercicio de la misión de las bibliotecas y archivos, se continuó mostrando la práctica de estas instituciones, con ejemplos favorables y no para la necesidad de estas garantías, pero no se llegó a conocer la posición política de todos los Estados miembros excepto de aquellos más comprometidos en la discusión. Colombia, por ejemplo, no hizo ninguna declaración pública que permitiera establecer su posición frente a la discusión actual.
Imagen: Christian Senger (CC BY-SA 2.0)