Por Carolina Botero
El año 2017 marcó la consolidación de Karisma como una voz de la sociedad civil colombiana en las discusiones donde la tecnología y el ejercicio de derechos humanos se encuentran. En 2017 le dimos forma a una época muy importante para Karisma, una etapa de afianzamiento que también incluyó el cambio de imagen.
Una forma de pensar el momento que vive Karisma es imaginar que se trata de una etapa de juventud, en donde se vive con mucha energía, pasión y vitalidad. Así es como vemos a Karisma, como una organización joven llena de expectativas y sueños, que ha venido formando su carácter y tiene ya una voz propia y segura dentro de la comunidad en la que se desenvuelve.
En 2017, por ejemplo, alzamos la voz y mediante No más celus vigilados, una campaña de tono joven y alegre, mostramos cómo una política pública que busca disminuir el hurto de celulares se implementa de tal forma que puede ser usada como una herramienta de vigilancia masiva, sin consideraciones de protección ni garantías a los derechos humanos.
También ha formado su carácter identificando sus prioridades e intereses, tiene la firme convicción de que puede cambiar el mundo. Aunque sabe que el cambio no es fácil, que no sucederá de un momento a otro, tiene la intención de trabajar para lograrlo. Así, por ejemplo, ha cultivado la persistencia haciendo seguimiento al desarrollo de políticas de la agenda digital y de seguridad digital en el país y en la región, comentando los pasos que los gobiernos van dando y apoyando incluso a otras organizaciones de la sociedad civil que aún no se acercan a los retos de la tecnología digital.
Como cualquier adolescente, Karisma tiene bastante energía para explorar y, aunque a veces le cueste, está cultivando la humildad para reconocer que no lo sabe todo, y por eso se aferra también a su disposición para escuchar y aprender. En ese proceso sigue fortaleciendo vínculos con comunidades diversas y desarrollando proyectos pilotos en innovación y tecnología social para entender mejor lo que sucede alrededor. Sola, y en asocio con otros, Karisma ha llevado su voz a la Corte y a otros organismos internacionales en varios temas y sobre todo en libertad de expresión, privacidad y acceso al conocimiento. Karisma hoy se siente confiada y segura para abordar temas de género e introducirlo en todos los proyectos y procesos de la Fundación.
Pero, sobre todo, Karisma confirmó su compromiso con la idea de conseguir que la tecnología sea un instrumento de ejercicio de derechos humanos y no un facilitador para su vulneración. Por eso, celebra lo que es sin duda el gran éxito de 2017: la absolución de Diego Gómez después de 4 años de un proceso penal injusto. Ver cómo el Tribunal Superior de Bogotá confirmó que no es delito compartir conocimiento en la forma como Diego lo hizo, que se trata incluso de una práctica difundida en su medio que es positiva, y poder decir que ayudamos a que este precedente se diera, es una gran alegría para Karisma y para todos los que allí trabajamos.
Este informe recoge todo esto y más. Muestra lo que fue nuestro trabajo, refleja los logros y retos durante 2017 y permite vislumbrar el camino que tenemos por delante. La Fundación Karisma seguirá trabajando para que la visión de las personas que usamos tecnología en el país sea tenida en cuenta, para que las políticas no se hagan solo desde la óptica del sector público y el privado, que la academia, la sociedad civil y la comunidad técnica tengan voz, pero, sobre todo, para que el ejercicio de nuestros derechos humanos sea parte de la ecuación.
Gracias por acompañarnos en este camino y alístense que en 2018 cumplimos 15 y… ¡queremos celebrar!
Puedes conocer el informe completo en este link. En inglés acá.
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