Por: Linea de Autonomía y Dignidad
En Colombia, el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales (Sisbén) ha sido un pilar fundamental en la focalización y asignación de recursos destinados a la población más vulnerable. Sin embargo, desde su digitalización en 2016, el sistema ha enfrenta nuevos desafíos que afectan su capacidad de brindar una respuesta adecuada a las necesidades de las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad.
En este informe, que parte de los desafios identificados en el Sisbén, proponemos medidas para mejorar la regulación y el diseño del sistema enfatizando la importancia de la participación, la transparencia y el respeto a los derechos humanos y de protección de datos. Quisiéramos lograr que el mecanismos de focalización de los programas sociales en Colombia –llámese Sisbén, Registro Social de Hogares o Registro Universal de Ingresos– sea más justo, inclusivo y capaz de promover el empoderamiento de las personas y sus comunidades. La búsqueda de soluciones debe ser un esfuerzo conjunto que involucre a todas las partes interesadas, y que garantice el respeto y reconocimiento de la dignidad de cada individuo.
Un Sisbén más humano
El acceso a programas y servicios fundamentales como salud, educación y vivienda, depende en gran medida de la clasificación y actualización de datos en el Sisbén. Sin embargo, las personas más vulnerables son las que enfrentan mayores obstáculos para acceder a la encuesta y actualizar y corregir su información, lo que impacta negativamente en sus oportunidades de desarrollo y bienestar.
La concentración en plataformas de comunicación poco accesibles para las personas en condición de vulnerabilidad y el uso de herramientas tecnológicas poco transparentes y difíciles de comprender, han generado un distanciamiento entre el sistema y las comunidades a las que debe servir. Además, la falta de control sobre las oficinas del Sisbén a nivel departamental y municipal, así como los límites impuestos para la actualización de datos personales han diezmado la capacidad de respuesta del sistema ante cambios inesperados en la vida de las personas empobrecidas.
En particular, desde Karisma nos hemos ocupado de comprender el algoritmo que se encarga de tomar la información de las encuestas de clasificación, procesarla y arrojar un resultado para cada individuo que determina el grupo que se le asigna.
Nos hemos enfocado en comprender esta tecnología porque los sistemas automatizados de decisión como este –que normalmente se presentan como un mecanismo neutro y justo que sirve para maximizar la eficiencia– suelen ayudar a ocultar o incluso agravar las desigualdades estructurales. El Sisbén y su algoritmo de clasificación de posibles beneficiarios de programas sociales son un excelente ejemplo de ello: detrás de un sistema aparentemente sofisticado y que promete mayor eficiencia y justicia en la repartición de las ayudas, hay una opaca cortina que no permite a la población comprender cómo el Estado la está observando y clasificando.
La falta de rendición de cuentas y control público ha debilitado la confianza en las promesas de redistribución social que sustentan el sistema. Las instituciones sociales han incumplido en la implementación de políticas y programas, y las personas afectadas carecen de mecanismos efectivos para hacerlas responsables por esta forma de exclusión y limitación en su agencia.
Así mismo, consideramos que es menester reconocer que el acceso a la encuesta del Sisbén es un derecho fundamental intrínsecamente conectado con otros derechos como el acceso a la seguridad social y la dignidad humana, cosa que la regulación actual no reconoce. Esto implica implica una limitación en la garantía de derechos básicos para las personas en condición de pobreza.
En este contexto, es crucial buscar soluciones que fortalezcan la justicia social y empoderen a las personas en situación de pobreza. Se requiere un sistema del Sisbén que promueva la participación activa de las comunidades, que consulte sus necesidades y preocupaciones, y que incluya sus voces en la toma de decisiones. El Sisbén tiene el potencial de ser una herramienta efectiva para la lucha contra la pobreza y la desigualdad, pero para lograrlo es esencial repensar su diseño y el rol que la tecnología juega en él. Es necesario regular adecuadamente y promover la participación activa de las comunidades, un paso indispensable para alcanzar una verdadera justicia social en Colombia.
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