*Algunas ideas para complementar la columna de La Silla Vacía realizada por Carolina Botero y Viviana Rangel. Publicada el 5 de octubre de 2019
Felipe Buitrago se posesionó el 2 de septiembre con el propósito de demostrar que es posible alcanzar la meta del 6 por ciento del PIB. Su perfil parece ser su “sello de garantía”. Buitrago ha sido Director del TicTac, un tanque de pensamiento de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT), fue Director del Observatorio Iberoamericano de Derecho de Autor (ODAI) y consultor de la División de Asuntos Culturales, Solidaridad y Creatividad del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros. Primera pregunta, ¿es esta acaso la receta perfecta?
En la columna de La Silla Vacía de hoy nuestra directora Carolina Botero presenta su visión del tema pero, vale la pena decir algunas cosas adicionales:
Que se esté dando prelación a una visión de emprendimiento se ve incluso más allá de Bogotá. En la región también lo ven, hablan de una implementación estilo emprendimiento empresarial, algunos hablan de una visión evangelizadora de esta visión. Afirman que entre conceptos como el de ideación, metodologías ágiles y Business Canvas aparecen millonarias cifras de convocatorias y fondos de financiación.
Aunque para el Gobierno, la propiedad intelectual, en particular la creativa y la naranja, debe ser un tema transversal que atraviesa la gestación, la creación, la producción y la distribución de una idea, este eslogan insiste tan solo en la prevalencia de la cadena de creación. No reconoce el impacto que tiene la cultura en las personas, en términos de acceso, consumo y apropiación y cómo estos elementos son parte de la propiedad intelectual, una parte necesaria para poder producir.
El gran olvidado es el ecosistema. Esta visión de propiedad intelectual olvida que la vida cultural es un derecho humano, que la cultura y su valor se alimentan de contribuciones individuales y las convierte en interacciones sociales. Olvida que así es que se construye el patrimonio colectivo.
Así por ejemplo, Omar Rincón dijo que para que existan emprendimientos e iniciativas de negocios culturales y creativos se necesita una generación de contenidos propios. Lo repitió desde otra orilla también Leonor Espinosa “La cocina de vanguardia se sustenta en tradiciones”, Viceministro Buitrago, todo indica que para ser globales tenemos que ser locales, ese es el diferencial competitivo para nuestros jóvenes.
El profesor Germán Rey asegura que “se debe recordar que las industrias creativas son patrimoniales y participan de la construcción de la memoria cultural de la sociedad. Promoverlas es, entonces, estimular la conservación y proyección de la memoria de una sociedad”. Pero, para él estas industrias en Colombia son asimétricas, concentradas y frágiles. Lo son tanto por sus diferentes desarrollos históricos como por el relativo avance de sus políticas, las diferencias en la consolidación de sus infraestructuras empresariales, las posibilidades de distribución y la distinta incidencia en sus audiencias
La columna recuerda la deuda que hay en el país con las personas con discapacidad y es que para fortalecer a esta población, se necesita pensar más allá del valor de mercado, pues difícilmente estas personas formarán un mercado. Eso no significa ni un centímetro menos del valor colectivo que supone su integración a la sociedad ni desacredita el valor económico que esto tiene y que se desarrollará en la cara oculta de la propiedad intelectual, esa que habla del interés público y el cumplimiento de los derechos humanos de la sociedad.
Karisma cree que no se deben olvidar contextos y culturas que tienen otras dinámicas, donde las lógicas no son de emprendimiento, como las culturas ancestrales o los espacios de conocimientos tradicionales. En estas poblaciones la aproximación a la propiedad intelectual no puede darse sin ese contexto.
En suma, se necesita construir un ambiente favorable para la creación de contenidos y, para ello, hay que darle un papel central a las instituciones y agentes que están llamados a dar acceso y promover la cultura como bibliotecas, archivos, museos, centros culturales, etc. Se requiere tener aproximaciones diferenciales para poblaciones diversas y no lo digo yo, lo dice la Convención de la Unesco sobre protección y promoción a la diversidad de las expresiones culturales que firmó Colombia en 2013.
Se trata entonces de salvaguardar el interés público de la propiedad intelectual y no solo la protección, en una visión más amplia que se ha discutido desde hace años en el Ministerio de Cultura, pero que ahora queda a un lado. Los elementos que componen la Economía Naranja ratifican que el eslogan sea vago y su alcance limitado.