Un correo que casi va a la papelera. Decía “Congratulations” y el remitente era desconocido. La anécdota es que decidí abrirlo con una lejana intención de descubrir un falso premio: una camioneta o unas vacaciones en Cancún improbables. Lo abro: ¡felicitaciones! había sido elegida para hacer una pasantía en relación a mis estudios sobre ciberculturas y género (una “student Google fellowship”) en Fundación Karisma.
Ya conocía algunas de las activistas colombianas, nos cruzamos en encuentros internacionales de media-activismo, en talleres de debates con perspectiva de género como el Gigx, en foros de Gobernanza de Internet. Para aterrizar mi desbordante alegría me avisaron: “prepárate, en Colombia vamos a hacerte trabajar”. Y de veras lo cumplieron (“quien avisa no traiciona” dice el dicho popular).
Un resumen del ritmo intenso, de la entrega y de lo aprendido en temáticas vinculadas a la comunicación, los derechos digitales, el acceso a las TIC y la defensa de una internet libre que vivencié a lo largo de esos tres meses intentaré plasmar a continuación.
Desde mi experiencia trabajando en la campaña Dominemos la Tecnología abordar las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) desde una mirada de género y con un enfoque feminista se volvió un ejercicio diario. Digo “ejercicio” porque muchas veces debemos traducir muy puntualmente cuál es nuestra agenda de política, como feministas trabajando en el área de ciberculturas y TIC. Es necesario seguir insistiendo en analizar la brecha digital de género, observar las violencias que se dan a través de soportes digitales e insistir en crear campañas con contenidos que usen estrategias originales para colocar nuestras demandas y preocupaciones específicas para habitar la Red sin ser atacadas. O más bien aprender a explotar internet en todo su potencial.
Por tanto, cuando aterricé en Colombia (además de ser recibida con cariño y pandebono) me sumé a las últimas lecturas y correcciones del informe encargado por Web Foundation sobre Derechos Digitales de las mujeres. En concreto acerca del uso de la Web por parte de las bogotanas coordinado en Bogotá por Amalia Toledo, integrante de Karisma. ¿Qué tipo de acceso tienen las mujeres menos favorecidas económicamente? ¿Internet es un espacio para profundizar derechos o para consumir entretenimiento? ¿cuáles son los desafíos al nivel de política públicas para que las mujeres se apropien del potencial de internet? (leer nota).
Si bien me tocó arribar en una etapa final del estudio, conseguí ser parte de un debate abierto y público sobre este que se realizó vía Hang Out junto con Catalina Ruiz-Navarro, Renata Ávila y Amalia Toledo.
En paralelo comenzamos a pensar acciones para la campaña de 16 días de activismo para la erradicación de la violencia hacia las mujeres. De la mano de un trabajo intenso y nutritivo junto con María Juliana Soto y Nathaly Espitia volvimos sobre preguntas cruciales: ¿De qué manera educar acerca de la violencia en la Red usando el humor y la ironía? ¿Cómo contribuir a la toma de conciencia acerca de que internet tiene memoria y que los daños que allí se ejercen tienen consecuencias reales? ¡Pues bien! en un proceso de debate y exploración conseguimos lanzar la campaña #AlertaMachitroll que intenta delinear algunas acciones desde la práctica de hacer “capturas de pantalla” (printscreen o screenshoot) y relatar los ataques que vivimos o atestiguamos las mujeres en redes sociales y en medios digitales en general con buenas dosis de humor e ironía.
¡Pero éso no fue todo! En Colombia y a ritmo imparable karismatico comencé a entender y a poder problematizar mucho más acerca de:
- Derechos de Autor
- Vigilancia masiva y “Chuzadas” en Colombia
- Proyectos gubernamentales vinculados con “big data” y claves sobre privacidad
En éste link http://miviajefueradeleje.tumblr.com/tagged/Fundaci%C3%B3n-Karisma pueden leer varias columnas de opinión que escribí en mi blog al respecto, temas que iba digiriendo y degustando y que pertenecen a la agenda de la Fundación.
En Bogotá también participé del taller para periodistas “La interceptación y vigilancia de las comunicaciones”, impartido por mi casa en Colombia -Karisma- (en noviembre 2015) y Proyecto Antonio Nariño (PAN) en el que durante dos días Carolina Botero, Pilar Sáenz y Juan Diego Castañeda, todos integrantes de la fundación, explicaron con lujo de detalles los desafíos actuales en materia de privacidad de las comunicaciones para periodistas.
Como ciberfeminista creo mucho en el involucramiento en éstos temas desde las creencias propias. Me propongo cambiar las cosas a partir de cuestionar aquellos roles que se nos adjudican socialmente, ésos que marcan una línea divisoria entre personas privilegiadas (según órdenes relacionados a la clase social, edad, origen étnico, identidad de género, ubicación geográfica, nivel educativo en el que estamos posicionados y posicionadas ) versus personas que no lo son.
Por último, considero que hay aprendizaje cuando se toma en cuenta el plano afectivo y el trabajo solidario y colaborativo como base para el quehacer cotidiano y político. Todos esos condimentos tan caros para mí estuvieron incluidos en mi vivencia colombiana junto con Karisma (no puedo olvidar a Laura, Doña Flor, Don Héctor y otras personas que son parte de un equipo tipo “dream team”). Espero entonces seguir practicando lo aprendido y acrecentando esas preguntas en mi día a día como periodista, investigadora, feminista y persona.
*Florencia Goldman es Comunicadora, periodista, ciberactivista y ciberfeminista. Fue Google Policy Fellowship del año 2015 en Fundación Karisma.