Myanmar: moderación de contenidos pos-Trump

2021-02-05 Leer en voz alta

Por: Carolina Botero

Para leer la publicación original de este artículo de opinión haga clic aquí

La hermética Birmania, hoy Myanmar, que venía abriéndose al mundo, volvió al control del Ejército el lunes pasado después de que se diera un nuevo golpe militar. Entre las muchas razones para dar un vistazo a lo que allí sucede está el rol que han jugado las redes sociales, especialmente Facebook.

En la década posterior al inicio de su apertura al mundo el crecimiento de internet en ese país fue evidente. En un solo año internet aumentó su base de personas usuarias en Myanmar en un 97% y la penetración de celulares en un 80%. Facebook es mucho más que una red social en Myanmar, su presencia generalizada hace que para muchas personas sea sinónimo de internet. En 2017 el 73% de las personas se informaban por esta vía que también concentraba el 85% del tráfico del país. Es el lugar donde las autoridades difunden sus decisiones y los políticos sus opiniones.

Myanmar es un país de más de cincuenta millones de habitantes que mayoritariamente hablan birmano, donde conviven más de 130 minorías étnicas con sus propios idiomas, religión y cultura. Algunas de estas minorías, las musulmanas, no son reconocidas oficialmente y son perseguidas por la mayoría budista, siendo especial y trágicamente famosa la minoría Rohingya. En 2017 el ejército de Myanmar concretó una acción organizada de limpieza étnica con intención de genocidio, como fue calificada por Naciones Unidas y EEUU, que significó la muerte de diez mil personas y el desplazamiento de otras setecientas mil hacia Bangladesh.

Al analizar lo sucedido en 2017 periodistas, académicos y la sociedad civil mostraron que Facebook fue instrumental para las acciones desarrolladas por los militares. En un país donde los Rohingya no pueden tener propiedades, estudiar o casarse sin permiso, el New York Times reportó cómo los militares adelantaron un plan de cinco años para crear y hacer crecer perfiles haciéndose pasar por fanáticos de celebridades del pop y héroes nacionales que luego movían mensajes de odio y violencia atizados por sus propios trolls. Por su parte, periodistas de Reuters mostraron que el ejército usó fotografías de actos violentos culpando falsamente a miembros de los Rohingya,

La polémica sobre el rol de Facebook y su inacción en moderación de contenidos fue amplia. Zuckerberg dijo que la red social estaba teniendo éxito vigilando y controlando el discurso en la red con inteligencia artificial, pero la sociedad civil birmana demostró que la respuesta a denuncias de discursos de odio y que incitaban a la violencia se tomaba días. De hecho, Facebook tuvo que reconocer que no tenían moderadores de contenidos que hablaran birmano, mucho menos cualquiera de los otros idiomas del país. Además, solo después de las investigaciones periodísticas la red social bloqueó los perfiles de los principales militares acusados de estos hechos.

Facebook comisionó una investigación y admitió que su red social pudo haber contribuido a la violencia en Myanmar. La investigación confirmó que la rama de propaganda del ejército fue la responsable de un plan de manipulación y desinformación que se desplegó con el fin de alimentar la tensión racial y étnica con la mayoría budista del país y que usaron como canal a esta red social.

Casi cuatro años después de estos hechos hay una nueva crisis democrática en Myanmar. En ese contexto desde el domingo hay reportes de interrupción de internet en el país. Facebook bloqueó la página del canal de televisión de los militares y dice estar haciendo un seguimiento a la situación política.

La condición de Myanmar es una realidad con sus propios matices que se trasladan y potencian por la red social, pero van más allá de ella. Mientras escribo, el nuevo ministro de información prohibió cualquier manifestación en las redes sociales que vaya contra el golpe o en apoyo a las protestas antimilitaristas. Los días después de un golpe son claves; es cuando se construyen las narrativas y justificaciones. Por esto importa saber quién está hablando y a quién. ¿Siguen los cortes de internet?, ¿son generales o en algunas zonas?, ¿cómo se está usando Facebook? Siendo Facebook “el” espacio público de Myanmar, ¿qué está haciendo en este caso? ¿cómo decide qué acciones tomar?

El mundo entero siguió como novela las acciones en materia de moderación de contenidos durante las últimas elecciones en EE. UU., y sin conocer su impacto más allá de lo inmediato, es imposible no preguntarse cómo van a escalar esas decisiones en otras latitudes. ¿Tiene Facebook los medios y los recursos para moderar globalmente sin desconocer las particularidades de lo local? ¿Cómo va a priorizar sus recursos? ¿Acaso se enfocará en golpes de estado, en elecciones o en contenidos violentos? ¿Podrán monitorear los debates políticos locales para saber cuándo y cómo intervenir? Una apuesta de Facebook por la transparencia podría ayudarle a enfrentar estos problemas tan complejos.

Nota. Justo antes de enviar este texto se anuncia que el gobierno militar ordena a las empresas de telecomunicaciones bloquear a Facebook al convertirse en una molestia para la restauración de la calma en el país. Pudo suceder porque de acuerdo con una filtración, la plataforma decidió proteger mensajes críticos a los militares y al golpe, y guardar registro de páginas y perfiles que sean tomados por los militares. Dada la penetración y uso de esta red social, para muchas personas esto equivale a no tener internet.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.